jueves, 27 de octubre de 2011

Estética formalista

Una estética formalista utilizada por una forma aparente, que engaña emprende por medio de lo “bonito” el vender una serie de imágenes aparentemente agradables sin descubrir un fondo, lo cual resulta del informalismo la profundidad de las cosas. Veo que muchas personas se venden al ni siquiera saber que su obra está en tela de juicio por no crear e intensificar,  desechando códigos inconscientemente, inmediatamente.
La valoración carece cada vez más, porque el valor del dinero o del desinterés del conocimiento, crece con relación a la fama que añoran.


Un vacío absoluto, calificado de ¡muy bonito tu cuadro, pero no dice nada más!

Imagen

La imagen como un todo; ligada o junto a la idea, ya no se separa de la experiencia simbólica.
Antes el saber del discurso estaba más en auge, pero con la llegada de medios invasores masivos, se deja a un lado. La imagen pasa a formar parte de esta experiencia simbólica, con la cual la gente convive e interactúa cotidianamente, esta experiencia simbólica que llega a través de imágenes por medio de signos y significaciones; ya inmediatamente tienen un aspecto físico y literal, siendo así está la otra vía de acceso al mundo, porque hay que descifrarlos y comprenderlos, código por código.
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Visión del mundo


Como descongestión, deforestación de contaminados mensajes, se introindividualizan cada vez más las concepciones de un universo austero, complejo, contradictorio e improbable, en el que se confunden los pensamientos que son salidos de las entrañas.


La razón ya no purifica, la verdad, lo exacto pasó a ser otro dogma más, y sí, las consecuencias son distintas, porque cada molécula hace parte de lo improbable, de las posibilidades.