miércoles, 19 de enero de 2011

Una hereje pintura


La espalda se iba ensanchando, mi pincel no encontró fronteras,

el óleo dictaminó el tono exacto de tu piel muerta;

dejo la cotidianidad a un lado para espantar las flores marchitas,

renazco en tu pecho insondable, quisiera traspasar tu piel

verdadera, estrechar mis senos en tu boca, en tus sueños.

No jugar al amor, sentirlo, desearlo, amarlo convincentemente.

Acariciar las membranas que saturan la confusión, dejando

volar los murciélagos de nuestra mente mediocre.

Crecer con el espacio, atender el llamado del más allá del bien y

del mal; buscar caminos estrechos de paredes pegajosas

encontrar con la lengua, con la nariz, lo que quieras sentir.

Fumigar las asperezas entre lo "bello", lo "feo" amarnos como

herejes de sabionda estupidez.

Besar el culo también me gusta cuando los dioses liberan sus demonios.

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