Sentada
esperando un taxi, rodeada de los mismos peleles que rondan las calles, se
acercó él íntimamente, sus pasos se aproximaron al compás de cada uno de sus lazos
tizón que tiene como cabellera.
Le preguntó por su día, mientras ella un tanto nerviosa respondió incoherencias.
Le preguntó por su día, mientras ella un tanto nerviosa respondió incoherencias.
Él
la besó y acariciándole los senos. Con su mano izquierda derramó una botella
entera de agua en su cabeza, sintió como aliviaba el calor que tremendamente
hacía esa noche, cada gota que cayó se
deslizó cuan hermoso desafío de la física misma, lentamente invadió los poros
que ansiosos estaban por cerrarse para guardar aquel recuerdo y cantaron extasiados seres extraños, cuidando la conexión de su narcosis.
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