martes, 3 de enero de 2012

Así conocí a Iván.

Salía retrasada como siempre, en la quinta trataba de abordar un bus vacío, ¡imposible! mientras regateaba el pasaje diario, usando mis famosas y ya tediosas artimañas para que me llevaran por un poco menos; se subieron dos muchachas, una gordita, bastante tetona pues era lo que más le sobresalía, la otra en cambio delgada muy lánguida, sin gracia, insípida como muchas personas del común.

Dentro de mí, imaginaba la puta clase de los jueves, escuchaba mientras tanto la conversación de aquellas fulanas, me interesé al escuchar la supuesta madurez de la puta gorda que se creía muy madura, cuando en realidad sus consejos eran de una frustrada de puta mierda, pensaba dentro de mí ¡pobre quién sabe hace cuanto no se la pichan muy fuerte!

Le decía a la chupaculos de su amiga que estaba totalmente asquienta porque una conocida de las dos, se había acostado con su propio hermano y estaba en embarazo. Hablaban y hablaban, al final eran como dos burbujas en el espacio llenas de mierda a punto de explotar,  se me borraron de la mente y me quedé pensando en el recorrido tan largo, solo por segundos me sentía en ese bus, de resto estaba como enchufada a un retroceder de posibilidades, hasta que volvía a la realidad, el ayudante del bus gritaba y gritaba, trataba de entender las palabras pero no lo escuchaba era como un sonido mudo que retumbaba mis oídos, pero no le entendía.

Después de que pasara como veinte minutos, para mí (tres días) se acerca Iván, me pregunta, ¿tú sabes donde es la terminal? yo le indico haciéndole mala cara, pues me había despertado del letargo en el que estaba. Me quedó mirando fijamente y me pregunta ¿cuál es la visión del mundo que tengo yo?, como una bofetada en el trasero me quedo atónita, miro y veo a un viejo de 80 años que se ríe de mi expresión.

Me siento como ida otra vez, quiero bajarme del bus, entonces me paro y empiezo a timbrar, el imbécil del chófer no para, le digo fuerte.

¡Déjame por acá! nada, ah empiezo a decirle todas las más obscenas palabras que se me vienen a la mente, pero no funciona, cuando de repente me doy cuenta que no me escucha, que nadie en el bus me escucha.
Volteo a mirar al viejo, y sigue riéndose  me desespera su risa cretina. Trato de calmarme sin embargo lo que hago es desesperarme más y más, cuando de repente vuelvo a escuchar a las dos hijas de puta hablar de su maldito incesto, entonces reacciono y me bajo del bus cuando hace la parada.

Enciendo un cigarro y digo ¿qué puta madre paso?
Me dirijo a la clase, al entrar me irradia de una  toda la peste de gente que veo a mi alrededor,  ah y el pensar en verle la cara de sueño a ese profesor me llena de tedio.

Sigo por el pasillo y me encuentro a mi maestro krast justamente nos ponemos a hablar de la vida, del universo y la existencia, de la ceguera en la que la humanidad se encuentra, y de la linealidad que lleva la mayoría de la gente. Nos reímos por un rato, pasaban insolentes a decir babosadas y nos reíamos aún más.


Me despedí y entré a clase, me quedé dormida y seguí soñando con Iván y la visión del mundo.


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