Me encontraba en mi cama
alucinando como siempre, mi hermano me
convida a un porro, lo pienso, pero me decido a fumar y hablar con él.
Fumo y siento el hipotálamo activado,
me desespero cuando escucho el motor de la motocicleta de mi padre, salgo
huyendo de mi casa desesperada, sin rumbo. Pienso en las voces que me persiguen
sin descanso alguno, no he dormido por cuatro meses.
No abordo un bus, pues me
imagino la traba tan hija de puta y me
espanta la idea, me subo en un taxi, y
desde el sur, recorre media ciudad hasta dejarme en la Loma de la Cruz.
Camino por las calles pavimentadas
y repugnantes de esta ciudad que amo y odio al mismo tiempo, busco algo que me embriague, cruzo la quinta,
llegando al Intercontinental rastreo la muerte, no la encuentro. Camino por el
oeste de esta ciudad, en la Tertulia, me detengo y fumo una cajetilla entera de cigarrillos, queriéndome
arrancar la cabeza.
Compro media de Brandy y lloro desquiciadamente, grito, hablo conmigo misma, la gente me mira, sigo caminando, pienso en cómo acabar con esta vesania incesante, pienso y pienso, me digo: ¡que cobarde, no puedo hallar la forma correcta!
Pienso en mis padres, mi mamá, me habla, llora y dice que no lo haga, ¡cada vez me confundo más!
Compro media de Brandy y lloro desquiciadamente, grito, hablo conmigo misma, la gente me mira, sigo caminando, pienso en cómo acabar con esta vesania incesante, pienso y pienso, me digo: ¡que cobarde, no puedo hallar la forma correcta!
Pienso en mis padres, mi mamá, me habla, llora y dice que no lo haga, ¡cada vez me confundo más!
La gente me mira, y escucho
sus murmullos, ¿o soy yo?, me siento en
el limbo, más allá que acá, sin fe
alguna. Como una loca maldita.
¡No sé qué hacer!
Se me ocurre llamar a un
amigo, a Carlos, Yo pienso que seguramente no está, contesta la
mamá, y lo pasa inmediatamente, Lo saludo diciéndole que lo necesito urgente,
que nos veamos, él dice que cae de una, yo
desesperada, y esperándolo, entro a una
tienda de peces, donde me quedo bastante tiempo observándolos, hasta que la
dueña de la tienda, me dice que tiene que cerrar y me echa.
Salgo y esperando que no me
saquen, entró a la panadería Quinta con Quinta, donde la media de brandy me
despeja un poco, tomo unos cuantos tragos, esperando a Carlos y medito sobre mi vida, llego a la conclusión que no quisiera más este
tormento que estoy viviendo, Carlos
llega, nos encontramos en Comfenalco, hablamos, me tranquiliza.
Nos embriagamos, caminamos bajo la lluvia, yo le cuento lo sucedido y él no hace otra cosa más que reírse, ocultando su preocupación; caminamos varias cuadras, pasamos por la Gruta, nuestra parada es en la Feria del Libro en el CAM,
donde nos detenemos como niños para ojear libros y revistas.
Nos embriagamos, caminamos bajo la lluvia, yo le cuento lo sucedido y él no hace otra cosa más que reírse, ocultando su preocupación; caminamos varias cuadras, pasamos por la Gruta, nuestra parada es en la Feria del Libro en el CAM,
donde nos detenemos como niños para ojear libros y revistas.
Después de una larga
caminata y un día agotador, decidimos irnos, él compra una revista de Monet o Gauguin, no
me acuerdo, mi memoria falla últimamente.
Abordamos el bus, nos hacemos en los últimos asientos, hablamos, nos reímos
Me acompaña a mi casa, llego y encuentro la misma atmósfera,
me doy cuenta que he muerto.
Abordamos el bus, nos hacemos en los últimos asientos, hablamos, nos reímos
Me acompaña a mi casa, llego y encuentro la misma atmósfera,
me doy cuenta que he muerto.
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